El juicio por el asesinato de Naiara, la niña de 8 años que murió en Sabiñánigo (Huesca) el 6 de julio de 2017 tras ser sometida a horas de torturas y de golpes a manos de su tío político, Iván, comienza este martes en la Audiencia de Huesca tras dos aplazamientos debido a la pandemia por coronavirus.
Los hechos narrados por las acusaciones en sus respectivos escritos de calificación relatan el presunto asesinato de Naiara a manos de su tío político, así como la implicación de su abuelastra y de su padrastro por presuntos delitos de violencia física y psíquica habitual sobre la niña.
Considera el tribunal que las acusaciones deberán probar las largas torturas que sufrió la niña a lo largo de horas ante sus primas, también menores de edad, entre otras permanecer de rodillas sobre ortigas, grava, granos de arroz o sal gruesa, privación del sueño, golpes en todas las partes del cuerpo y la colocación de orejas de burro como humillación, al tiempo que era grabado todo en teléfonos móviles.
Las acusaciones relatan en sus escritos que Iván, al regresar de su trabajo, le golpeó repetidamente en la cabeza con los nudillos, le volvió a obligar a ponerse de rodillas sobre grava, le efectuó descargas eléctricas con una raqueta matamoscas, le ató con grilletes, le metió un calcetín en la boca para que no gritara y le golpeó con un cinturón en las plantas de los pies.
Finalmente, la Audiencia valora como hecho a probar si el acusado la cogió fuertemente del cabello y la golpeó contra el suelo y una mesa hasta que quedó inconsciente provocando finalmente su muerte, en el Hospital Infantil de Zaragoza.
El padre de Naiara: "Iván no merece estar en la calle"
El padre de Naiara, Manuel Briones, ha asegurado en declaraciones a 'La Razón' que está "nervioso" por el inicio del juicio aunque "confiado": "Tengo fe en mi abogado y en la Justicia. Creo que hay bastantes pruebas contra los responsables pero todo dependerá de la Justicia".
Él asegura que espera que "a Iván le den prisión permanente y no le dejen salir más porque no merece estar en la calle". "Nunca me olvidaré de mi hija, echo de menos todo de ella. Todo lo que sabía de ella, las pocas cosas que supe... Nunca la voy a dejar de extrañar", señala.
Manuel también ha querido recordar los buenos momentos que pasó con la pequeña. "Ella tendría unos tres años. Yo estaba volviendo de trabajar. Ella estaba montada en su bici con ruedines y cuando me vio se bajó enseguida de la bici y fue corriendo a abrazarme. Fue algo muy hermoso. Cualquiera que tenga hijos sabrá de qué le hablo", destaca.
La defensa alega que el asesino no pasaba "por un buen momento"
La defensa plantea en su escritos que el presunto asesino no sólo "no estaba pasando por un buen momento anímico", sino que en los dos últimos meses había sufrido pérdidas de conciencia por una enfermedad neuronal anterior agravada por problemas de "estrés y preocupación".
También se refiere a la posibilidad de que el "carácter rebelde" de Naiara hizo que se despertarse en él "una ira incontrolable, un estado de arrebato y obcecación insuperables".
Argumenta, además, que ni el padrastro, ocupado con sus otras hijas pequeñas en su domicilio, ni la abuela, empleada en un trabajo de hostelería, participaron por acción u omisión en los hechos relatados ni ejercían maltrato habitual sobre la niña.
La Audiencia de Huesca argumenta, asimismo, que las acusaciones apuntan a la existencia de un presunto delito de asesinato, por el que piden para Iván P.P. prisión permanente revisable.
Por su parte, el fiscal y la acusación particular en nombre del padre biológico de la niña responsabilizan al padrastro y a la abuelastra de delitos de maltrato habitual y solicitan para cada uno 3 años de cárcel.
En su relato, la defensa considera que el presunto asesino incurrió en un delito situado entre lesiones dolosas y homicidio imprudente, y reclama la absolución de sus otros dos clientes por falta de pruebas.
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