Las personas mayores o con movilidad reducida estos días son los más vulnerables. Muchos. para poder comer, dependen de la ayuda de los voluntarios. Salir de casa, teniendo en cuenta cómo están las calles, llenas de barro y basura, es prácticamente imposible. Por todo ello, ahora han pasado a ser los más damnificados por la DANA.

Es el caso de Juan, que gracias a su hermana Pilar, ha podido dormir y comer bajo un techo estos días. "El duerme en mi casa y cena y todo porque mi hermano se ha quedado sin nada, sin hornillo para guisar sin nada", afirma Pilar.

Situación parecida vive Francisco, que para poder comer necesita la ayuda de los voluntarios o del servicio del reparto que está haciendo el Ayuntamiento. Sin embargo, no siempre le llega: "Dime la dirección y te llevaremos la comida y aún la estoy esperando. He tenido que comer fiambre y queso".

Las dificultades aún para acceder a ciertas zonas impiden un correcto reparto. Y por eso, no le ha quedado otra que bajar a hacer la compra pese que muchos accesos están cortados y todo lleno de barro. Pero a la hora de subir las bolsas a casa, él no puede solo. "Alguien vendrá y me echará una mano", añade.

Ayuda que también necesita Antonio, de 88 años, para caminar por las calles de Chiva. "Por muchos sitios no se puede pasar con el barro", lamenta. Ha permanecido varios días encerrado en casa sin poder tomar ni el aire, como este otro Antonio, que apenas puede levantarse de la silla. "Estuve 24 horas aquí solo", ha confesado.

Una soledad a la que se siguen enfrentando estos días muchos de nuestros mayores.