La Audiencia Provincial de Madrid ha dado inicio al juicio contra Gustavo D.O., acusado de asesinar a su pareja, Pedro L.G.E., en lo que ha sido descrito como un macabro ritual esotérico ocurrido el 2 de abril de 2023 en el distrito de Puente de Vallecas. El caso ha dejado a la opinión pública estupefacta, no solo por la brutalidad del crimen, sino por el estado en que los agentes encontrados al acusado, "fuera de sus cabales" y balbuceando palabras inherentes sobre Dios y el demonio.
El relato de los policías que acudieron al lugar, alertados por una vecina que escuchó gritos desgarradores, no deja lugar a dudas del horror vivido aquella madrugada. "Él dio un grito: '¡auxilio, auxilio!', pero después, silencio absoluto", declaró la vecina durante la investigación. Al llegar al domicilio, los agentes se encontraron con una escena que calificaron como "dantesca": el cuerpo de Pedro L.G.E., completamente desnudo, yacía en el pasillo con múltiples puñaladas y tres destornilladores clavados en el cuerpo, uno de ellos en el ojo. Además, la vivienda estaba completamente revuelta, con sal esparcida por el suelo, símbolos religiosos y libros de rituales esotéricos dispersos por el salón.
Los detalles revelados durante el juicio han sido perturbadores. Gustavo D.O. fue encontrado semidesnudo, cubierto de sangre, sosteniendo un crucifijo improvisado hecho con dos palos de madera y una imagen de Cristo. Minutos después del asesinato, subió a las redes sociales un vídeo de 24 segundos que ha sido presentado como prueba en el juicio. En las imágenes, se le ve paseando por la vivienda, mostrando el caos y el desorden, antes de enfocar su rostro sonriente. "Lo siento mucho", se le escucha decir al final.
La fiscalía ha solicitado una condena de 14 años de prisión por asesinato con agravantes, destacando la violencia extrema del ataque y la frialdad del acusado al grabar y difundir el vídeo tras los hechos. Sin embargo, la defensa sostiene que Gustavo actuó bajo los efectos de una "gran cantidad de drogas", alegando que en el momento del crimen no se encontraba en pleno uso de sus facultades mentales. Su abogado ha solicitado que el acusado sea ingresado en un centro psiquiátrico, presentando informes médicos que apuntan a un historial de consumo habitual de metanfetaminas y otros estupefacientes.
"Una persona que comete un acto de tal naturaleza no puede estar en su sano juicio", argumentó el abogado defensor, pidiendo que se le exima de la responsabilidad penal y que reciba tratamiento psiquiátrico especializado. Según los informes policiales, tras ser detenido, Gustavo fue trasladado a comisaría, donde mostró un comportamiento errático, realizando aspavientos, hablando de manera incoherente y orinando sobre la hoja en la que se le informaba de sus derechos. Posteriormente, fue trasladado al Hospital de La Paz, y de ahí, a la unidad psiquiátrica del Hospital Infanta Leonor.
Durante la primera jornada del juicio, Gustavo ha permanecido en silencio, con el rostro parcialmente cubierto por una bufanda, y la mirada fija en el suelo, incluso cuando se le ha visto hablar con su abogado. La defensa ha solicitado que declare al final de las pruebas periciales, programadas para el 30 y 31 de octubre, con la intención de esclarecer su estado mental en el momento de los hechos.
Mientras tanto, la familia de la víctima pide justicia para Pedro L.G.E., un joven que, según sus allegados, había intentado ayudar a su pareja a superar sus problemas de adicción y desequilibrio mental, sin imaginar el trágico desenlace que le esperaba.
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