Han pasado 15 años desde el 25 de Enero de 2004, cuando Sheila Barrero fue hallada muerta en su coche con un único disparo. Ese día, la joven de 22 años salió del pub donde trabajaba, cogió su coche para ir a casa y en un punto en el Alto de la Collada, entre León y Asturias, algo le hizo detener el vehículo. Su asesino se metió en la parte trasera y le disparó un tiro en la nuca.
El proyectil apareció en el coche y fue la pista que llevó a la detención de su exnovio, Borja, que tenía 19 años y con el que la víctima mantuvo una corta relación. Fue el único que dio positivo en la prueba de residuos de disparo.
El sospechoso defendió que esa semana había ido a cazar y que de ahí los restos de disparo. Fue detenido y, posteriormente, puesto en libertad y el caso se archivó con el tiempo. "Decidieron que no eran pruebas suficientes y sobreseyeron el caso", explica Julia Fernández, la madre de Sheila.
Sin embargo, la UCO no ha dejado de trabajar desde entonces y el último informe, con nuevas pruebas, concluye que no hay dudas sobre la implicación de Borja en el crimen, ya que las muestras de disparo encontradas en su mano derecha coinciden con los residuos del disparo encontrados dentro del coche de Sheila. Pertenecen a un arma corta y no de caza, como él aseguraba.
Además, la fibra de color azul encontrada en una bufanda que el asesino se dejó en el coche, según los investigadores de la Guardia Civil, pertenece a la chaqueta de Borja.
Este aseguró que ese día estaba con sus padres. "Yo sé bien que no hice nada, estaba en casa de mis padres esa noche", afirmó. Ahora, testigos que entonces confirmaban su versión, se desdicen y dicen que estuvo solo.
La madre de Sheila quiere que la Fiscalía le acuse cuanto antes, pero hay que esperar a que termine la instrucción del caso.