El suceso tuvo lugar en el santuario Tomioka Hachimangu, en el este de la capital nipona, famoso por ser una de las cunas del sumo en Japón, pues albergaba torneos de este deporte durante la época de Edo. El hombre, identificado como Shigenaga Tomioka y de 56 años, atacó en primer lugar con una espada japonesa a su hermana, de 58 años, después de que la mujer llegara al recinto sagrado donde trabajaba en un vehículo conducido por su chófer.
A continuación, la esposa del atacante, de unos 30 años y que se encontraba con él a la entrada del santuario, persiguió al chófer durante más de 100 metros cuando este trataba de huir y le hirió de gravedad también con una katana, explicó un portavoz de la Policía Metropolitana de Tokio. Shigenaga Tomioka apuñaló después a su pareja y se suicidó utilizando las mismas armas blancas, según cree la policía, que acudió a la escena del crimen tras recibir llamadas de aviso de los vecinos.
La hermana del atacante, Nagako Tomioka, se encontraba ya muerta cuando las autoridades llegaron al santuario, mientras que su esposa falleció tras ser trasladada al hospital y el chófer, de 33 años, sufrió cortes profundos en el hombro y el brazo. La policía halló en el lugar de los hechos una espada larga japonesa de unos 80 centímetros, otra corta y dos navajas con las que se perpetraron supuestamente los ataques.
Shigenaga Tomioka había ocupado el puesto de sacerdote principal del santuario hace más de una década, pero fue relegado de este puesto y le sucedió su hermana, lo que le llevó a enviarle cartas con amenazas de muerte por las que llegó a ser detenido por la policía en 2006, según informó la agencia local Kyodo. El atacante y su hermana pertenecían a una familia que ha administrado durante generaciones el santuario Tomioka Hachimangu desde su fundación en 1627 en el distrito tokiota de Koto-ku.
Hundimiento del petrolero
22 años de la catástrofe del Prestige, el otro gran desastre ambiental (y de gestión política) de la historia de España
Cuando todavía Valencia se recupera del desatre tras las consecuencias de la DANA, se cumplen 22 años de la tragedia del Prestige, la gran catástrofe ambiental de la hisotria de España recordada por una gestión política también desastrosa.