Es el precio a pagar

Turistas que se agolpan para sacar fotografías, la cara 'b' de vivir frente a un monumento o en un edificio histórico

Las consecuencias
Vivir cerca de la Sagrada Familia de Barcelona, de la plaza del Guggenheim de Bilbao o de la Giralda de Sevilla tiene un precio a pagar: perder la tranquilidad de llegar a casa por el aluvión de turistas que se acercan cada día.

Sagrada Familia
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¿Se imaginan cómo sería vivir con vistas a un gran monumento o directamente en un edificio histórico? Es, sin duda, un enclave privilegiado. Sin embargo, son muchos los vecinos que aseguran estar agotados ante la afluencia de turistas que hay siempre en los alrededores de su casa para sacar fotografías.

Es lo que ocurre, por ejemplo, con quienes viven cerca de la Sagrada Familia de Barcelona, de la plaza del Guggenheim de Bilbao o de la Giralda en Sevilla, lugares que nunca están vacíos. También ocurre lo mismo con quienes viven dentro de la Muralla Roja de Calpe, edificio que ha inspirado creaciones cinematográficas, y que cada día es objetivo de flashes.

Con tanto turista alrededor, uno ya se olvida de lo que tiene frente a sus casas. "Llega un punto en el que las ciudades son para el turista y no para el ciudadano", lamenta una mujer. Y es que, aseguran, la tranquilidad del hogar solo se vivió en los meses de la pandemia.

Sin embargo, este fenómeno no ocurre solo en España. En Nueva York, por ejemplo, el propietario de la casa de Carrie Bradshawen en 'Sexo Nueva York' sufre las consecuencias del turismo en la puerta de su casa.

Pese a que vivir cerca de zonas turísticas conlleva mayor acceso a la cultura y el arte, fomentar el aprendizaje, impulsa la creatividad y la inspiración y puede llegar hasta generar empleo, el lujo de ver maravillas históricas desde la ventana también supone tener que pagar el precio de perder tranquilidad.