Uno de los sicarios argelinos detenidos por el asesinato del concejal Javier Ardines en Llanes, Djilali Benatia, ha confesado ante el juez que le pagaron 25.000 euros a repartir entre los dos autores materiales del crimen.
Asegura que el encargo vino de Jesús, el intermediario entre Pero Nieva y ellos, que les encargó que le dieran una paliza y que le dejaran vivo. El sicario explica en su confesión que se enteraron por la prensa que había muerto.
En su declaración también asegura que prepararon todo haciendo varios viajes de Bilbao a Llanes, sin quedarse nunca a dormir.
Djilali Benatia ha confesado que a finales de julio intentaron golpearle cuando se iba a bajar del coche por las vallas que pusieron en el camino, pero solo pusieron una de esas barreras y Ardines la esquivó.
Ya el 16 de agosto, relata, le rociaron con gas pimienta cuando se bajó del coche para apartar una de las vallas y le golpearon varias veces, él con un palo y el otro sicario con un bate de béisbol.
En la confesión, el sicario asegura que se fue del lugar tras la agresión, que lo vio vivo y que el otro agresor se quedó allí.
Djilali Benatia tiene antecedentes por robo, atentado contra un agente, agresión sexual y lesiones.
Por el momento hay cuatro implicados en el asesinato de Javier Ardines, y los cuatro están detenidos. Cada uno cumplía una función: inductor, intermediario y dos sicarios.
Pedro Nieva, el inductor: es familiar de la víctima, su primo político. Un electricista de 48 años que fue detenido en su domicilio de Bizkaia. Sus vacaciones las pasaba hasta los últimos meses en su segunda residencia en Llanes y tiene dos hijos.
Está acusado de planear el crimen del concejal de Llanes, según creen los investigadores, por celos. Su mujer, Catalina, de 47 años, al parecermantenía una relación sentimental oculta con Ardines. Ella es prima de la esposa de la víctima.
Las dos parejas mantenían una buena relación, pasaban juntos celebraciones y fiestas como se puede ver en algunas fotos, aunque en los últimos meses dejaron de acudir a Llanes y eso levantó las sospechas de la mujer de la víctima.
Jesús, el intermediario: fue en quien, según la investigación, confió Nieva para preparar su plan. Detenido en Erandio, él le habría puesto en contacto con dos sicarios argelinos. Aunque, ante los agentes, negó su implicación.