"Atención, Mazón se ha saltado la comida. No existe en su cronología. Fue un día de ayuno para él". Así empieza Antonio García Ferreras, director de Al Rojo Vivo, en su reacción ante la declaración del president de la Generalitat en las Corts de la Comunitat Valenciana. Así empieza, para luego dar el paso a Beatriz Zamorano y que ella relate todo lo que sucedió en ese lapso de tiempo en el que Mazón estuvo completamente incomunicado.

Incomunicado mientras Valencia se hundía en el agua y el fango. En el lodo. Mientras las riadas asolaban varias localidades y con imágenes ya de pueblos desbordados por el agua. De personas asustadas grabando lo que estaba sucediendo. De situaciones de las que no se pudo ocupar porque estaba, como dice Ferreras, "calentito, en el Palau", en un "picoteo rápido que duró casi cuatro horas".

En 240 minutos en los que mantuvo, como afirma Beatriz Zamorano, su agenda "oficial y extraoficial, con una comida a las 15:00 con la periodista Maribel Vilaplana para ofrecerla la dirección de 'A Punt'. Ahí ya todo había dado comienzo.

Y luego, más. Mucho más. A las 15:20, en unas imágenes de emergencias de la Generalitat, Utiel ya estaba inundado. Los coches en dicha localidad, flotando a merced del agua. Sin control alguno. A las cinco, lo mismo, con un coche de la Policía ya sin poder hacer nada por la inundación. Mientras, se iban formando cascadas en un pueblo en el que los ciudadanos y los ciudadanas grababan desde sus terrazas cómo se hundían las calles.

A las seis, Mazón seguía de comida. El río Magro, cerca de desbordarse. A las siete, puso ya Mazón rumbo al CECOPI. Todo cuando en Picanya el agua se llevaba por delante un puente. Con los primeros desaparecidos. Con las primeras víctimas. Todo, sin el president. Todo, esperando a un Mazón que llegó al CECOPI pasadas ya las siete de la tarde.

"No le podían localizar. Salomé Pradas, máxima responsable de emergencias no sabía qué hacer. Valencia se estaba inundando. Los rescates, desde primeras horas de la tarde y del mediodía. Llega tarde. No supo alertar a la población. No supo protegerla durante la DANA. Su gestión posterior, un desastre", concluyó Ferreras.