César Cabo, portavoz de los controladores aéreos, lamenta que durante el caos aéreo de 2010, "el objetivo era demonizar por completo" a los controladores, "porque luego venía la privatización de la empresa". "Siempre pensaron que los controladores de AENA, que era la empresa pública que más beneficios daba, al ser el colectivo con las mejores condiciones laborales, igual si querían privatizar, podíamos ser un escollo", expresa.
En este sentido, Cabo critica que querían "privatizar", hacerse "con el control de la empresa y ganar mucho dinero una serie de gente", y para ello, utilizaron a los controladores aéreos como "cabezas de turco". "Era una jugada maestra", señala.
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Por su parte, el exministro de Fomento Pepe Blanco defiende que "hay determinados servicios que se pueden prestar estupendamente desde el ámbito privado". "La competencia es buena y, por tanto, tomamos una decisión acertada", asegura Blanco, quien destaca que en 2010 "había más de 500 controladores que cobraban por encima del medio millón de euros".
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La periodista Eva Lamarca explica en este vídeo cómo se movía el dinero entre la SGAE, la SDAE y las diferentes empresas del entramado. En el sumario del caso aparecían reflejadas "habitaciones de hotel, relojes de lujo y una factura de 66.000 euros de un gimnasio"