Las Comunidades del PP se han posicionado en contra de la Ley de Vivienda. Como mínimo, 21 millones de españoles se quedarán sin el futuro tope de los precios del alquiler. Al igual que Pedro Sánchez, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, también quiere más pisos. Pero la solución que ha propuesto es muy diferente: recuperar la pasión patria por el ladrillo. Construir más vivienda. Sostiene el PP que así subirá la oferta y bajarán los precios. Una fórmula que coincide con la que mantenía Aznar en 2003.
España vivió un boom inmobiliario que empezó a gestarse a finales de los 90 y que alcanzó su punto cumbre en 2007. Cada año se construía más y más. 600.000 casas de media anual. En 2006 se batió el récord del ladrillo: se levantaron 760.000 viviendas. En 2021, por el contrario, se construyeron solo 100.000.
¿Se lograron entonces controlar los precios a base de aumentar la oferta? Al contrario. Siguieron creciendo de forma imparable. El paro estaba en mínimos, la demanda era fuerte y el crédito fluía. Eran los tiempos en los que el banco animaba a pedir el 110% de hipoteca para amueblar un piso o comprar un coche.
Pese a todo, el precio del metro cuadrado desde 1999 hasta el año pasado subió. Primero subió sin parar al 17% anual. Y luego se hundió. Ni siquiera ahora son los pisos tan caros como antes del estallido de la burbuja.
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