Cerca de 4.000 personas fueron a la mansión de Donald Trump en Mar-a-Lago, Florida, para celebrar su regreso al poder. Entre los asistentes, familiares, amigos, y miembros destacados del Partido Republicano, se encontraban figuras internacionales de peso que han sido aliados clave en su camino hacia la Casa Blanca.

Eduardo Bolsonaro, hijo del expresidente brasileño Jair Bolsonaro, que no pudo asistir, ya que la justicia le tiene prohibido salir del país por un intento de golpe de Estado tras perder las elecciones. También el exlíder del Brexit, Nigel Farage, y el presentador del derechista canal Fox News, Tucker Carlson, quien fue despedido tras difundir teorías de fraude electoral que favorecían a Trump.

La fiesta fue más allá de simples celebraciones personales. Entre los más satisfechos con la victoria de Trump se encuentra J.D. Vance, el ultraconservador que será su vicepresidente. Vance ha sido conocido por sus declaraciones en contra del aborto y los tratamientos de fertilidad, además de difundir teorías de conspiración sobre los inmigrantes.

El líder del tecnopopulismo, Elon Musk, también es uno de los que ha celebrado el resultado electoral. El dueño de Tesla, conocido por su influencia en las redes sociales, ha luchado porque Trump gane a base de talonario y de repetir mentiras. Musk, quien ha sido uno de los defensores más vocales de las teorías del fraude electoral, ahora apuesta por un "futuro maravilloso", un futuro que, desde su posición de hombre más rico del mundo, le favorece enormemente.

Internacionalmente, la victoria de Trump fue recibida con entusiasmo por algunos de los líderes más polémicos del mundo. El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, fue uno de los primeros en felicitarlo, hablando de una "renovación de alianzas" y una "verdadera amistad". Esta victoria ha dado alas al gobierno israelí para continuar con sus planes de expansión y agresión, especialmente en Gaza y Cisjordania.

Asimismo, figuras extremistas como Viktor Orbán, el primer ministro de Hungría, y Giorgia Meloni, la líder de extrema derecha italiana, celebraron el regreso de Trump como un avance para sus agendas ultranacionalistas. Incluso el presidente argentino Javier Milei mostró su apoyo, publicando una imagen con una inteligencia artificial que lo mostraba abrazado a Trump y celebrando la "libertad".