El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha capitalizado los retrocesos de sus opositores para reafirmarse como el principal defensor de las instituciones españolas frente a los ataques de la ultraderecha. Con la táctica de centrarse en una causa y ser su máximo defensor, Sánchez ha sabido aprovechar el terreno dejado por sus rivales políticos.

Uno de esos rivales, Javier Milei, ha proporcionado a Sánchez una oportunidad dorada al intentar atacarlo, dejándolo ante una portería vacía. La defensa de España y de sus instituciones se convierte así en un asunto prioritario para Sánchez, mientras el Partido Popular queda descolocado en su estrategia. Como en las últimas generales, Sánchez y sus votantes encuentran en la lucha contra la extrema derecha una causa a la que aferrarse.

Mientras tanto, Sánchez ha hecho uso de los pactos entre el PP y la extrema derecha para fortalecer su posición. Mientras que la causa del PP ha sido frenar los acuerdos de Sánchez con partidos como Bildu o los independentistas catalanes, el presidente ha sabido utilizar estas contradicciones en su favor.

En medio de esta batalla política, el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha pasado el balón a Sánchez al reconocer ante más de diez periodistas su apoyo a la amnistía, sumándose así a la causa del presidente.

Estas estrategias políticas recuerdan a episodios pasados, como las causas defendidas por líderes como José Luis Rodríguez Zapatero, que vendió los famosos brotes verdes que después se le volvieron en contra y José María Aznar ganó por primera vez con la bandera de la lucha contra la corrupción, aunque después si gobierno también se vio salpicado.

Ahora, a días de que comience la campaña europea, el peligro de la ultraderecha vuelve al centro del debate, con Milei posicionado como lo opuesto al Gobierno de Sánchez.