En 2014, bajo la presidencia de Mariano Rajoy, España fue testigo de uno de los besamanos más extensos de la historia reciente. La proclamación de Felipe VI como rey de España, celebrado en el Palacio Real, reunió a una plétora de figuras destacadas del ámbito político y empresarial.
Entre los presentes estaban Alberto Núñez Feijóo, entonces presidente de Galicia, y Cristina Cifuentes, cuya carrera aún no había sido empañada por la controversia. También se destacaba la presencia de Albert Rivera, quien aún no había dado el salto a la política nacional con Ciudadanos, y la figura imponente de Artur Mas, presidente de la Generalitat de Cataluña en un momento de marcada distensión.
Pedro Sánchez, en ese entonces un diputado más del PSOE, se preparaba para ganar las primarias del partido, un triunfo que lo catapultaría a la secretaría general y, más tarde, a la presidencia del Gobierno.
Pero no todos los invitados al besamanos permanecerían en la luz pública sin incidentes. Rodrigo Rato, expresidente de Bankia, fue uno de ellos. Aunque en ese momento era una figura respetada, menos de un año después sería arrestado y finalmente encarcelado.
Otro exministro que cruzó por el besamanos fue Eduardo Zaplana, enfrentando ahora graves acusaciones de corrupción que han sacudido su reputación.
Entre los saludos protocolarios y la solemnidad del evento, hubo una sorpresa: el llamado 'pequeño Nicolás', que se coló entre los 2.500 invitados como acompañante y que años después sería condenado por falsedad en 2023.
El besamanos se prolongó por más de dos horas, destacándose como uno de los más largos durante el reinado. Este evento no solo fue un reflejo de la estabilidad aparente de aquellos tiempos, sino también un presagio de los desafíos y controversias que aguardaban a muchos de sus participantes en el futuro cercano.
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