Las relaciones entre suegros y nueras no siempre son buenas, sino que se lo digan a don Juan Carlos y doña Letizia. Es cierto que este lunes se ha producido un acercamiento "oficializado" entre los miembros de la Familia Real española durante una misa de acción de gracias en memoria al fallecido Constantino de Grecia celebrada en el Castillo de Windsor. Sin embargo, algunos como la experta en Casa Real Ana Polo consideran que "el protocolo se ha reído hasta el infinito y más allá".
Lo ha hecho en su intervención en Más Vale Tarde, durante la que ha asegurado que las sorpresas protocolarias han llegado "desde primera hora de la mañana". Tienen que ver con Juan Carlos y Letizia, pero también con la ya casi olvidada Corinna Larsen.
Polo, en un primer momento, ha explicado a los espectadores que lo común en estas situaciones es que los miembros de los matrimonios 'royals' se sienten al lado. Cosa que ha sucedido con los actuales monarcas, Felipe y Letizia, pero no entre los eméritos. Mientras que Sofía se situaba en la primera fila, Juan Carlos lo hacía en la tercera.
No obstante, la situación que ha provocado "bastante guasa", considera la experta, es que el emérito se encontraba en una silla muy cercana con doña Letizia. En concreto, solo los separaba don Felipe.
Pero Polo ha identificado otro detalle digno de análisis. Juan Carlos, que vive en Abu Dabi desde hace ya tres años, se ha sentado a pocos puestos de distancia de una princesa Sayn-Wittgenstein. Sí, esa familia aristócrata alemana a la que pertenece Casimir zu Sayn-Wittgenstein-Sayn, segundo marido de Corinna Larsen.
Depurar responsabilidades
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