A pesar de que su fachada permanece intacta, el interior del Nicasso ha cambiado por completo. El restaurante parece otro y Manel, su propietario, había prometido cambiar también él de manera radical. Sin embargo, según puede apreciar Chicote, no lo ha conseguido...o no lo ha intentado.

Los gritos, los malos modos y los encontronazos con sus empleadas son los platos principales de este servicio de reapertura que Chicote califica como el peor en toda la historia de Pesadilla en la cocina. Manel va de un sitio a otro, pegando bandazos y vociferando a diestro y siniestro. Alberto no puede más. "Pero, ¿dónde vas? ¿Dónde vas? Pero, ¿dónde va? ¿Dónde va? ¡Ven aquí! ¡Joder, la hostia! No, no, no. No puede ser, si acabamos de empezar", dice en un momento tan cómico como tenso.

Gabriela rompe copas en el salón, ¿o lo hace su jefe? Chicote escucha el ruido y acude asustado tras haber salido del restaurante en busca de un poco de aire. "Haced lo que queráis, que yo mañana me voy. Y me voy con la conciencia bien tranquila, que sé que mi trabajo está hecho perfecto", lamenta el popular chef.