El correo que Arturo Béjar envió a Mark Zuckerberg alertando del daño que estaban sufriendo los usuarios de Instagram, particularmente los menores, nunca obtuvo respuesta por parte del fundador de Facebook. El exempleado de Meta esperaba que propiciara algún cambio en la compañía y resultase en el botón que él pedía para que los menores puedan denunciar el contenido perjudicial, pero no fue así. "Llegó un momento en el cual entendí que Meta nunca va a cambiar solita", recuerda el ingeniero.

"No pueden tener más información que la que yo les di, no pueden morir más jóvenes, no pueden hacer más daños que los que el mundo está sabiendo ahorita que haya un cambio de corazón en Mark Zuckerberg", asevera Béjar en Salvados. "La única manera en que Meta va a cambiar", sostiene, es si la Unión Europea y los gobiernos exigen a la compañía las cifras de jóvenes que han sufrido acoso a través de sus plataformas y las contrapone a sus beneficios.

"El mundo merece saber a cuántos jóvenes le ha tocado 'sextorsion'. El mundo merece saber cuántos jóvenes han sido expuestos a violencia", reivindica el antiguo trabajador de Facebook, encargado del área de protección al usuario en los inicios de la compañía. "El momento en que el Gobierno le pida a esta compañía que dé esos números al mismo tiempo que vean cuánto dinero han ganado", afirma, será el momento en que Meta empiece a invertir para cambiar la situación.

"El acoso sexual que está pasando en Facebook es el acoso sexual más grande en la historia de la humanidad", sostiene el extrabajador de Meta, que llevó a cabo un estudio entre los usuarios de Instagram que reflejaba que uno de cada ocho niños había sido víctima de acoso sexual en la plataforma en los últimos siete días. Una información, defiende, que debe salir a la luz "para que todos como papás, como sociedad, podamos decidir cuál es el lugar correcto de estas compañías para nuestros hijos".

Los devastadores hallazgos de Béjar

Los hallazgos que obtuvo el equipo de Béjar tras su investigación sobre el impacto de Instagram en los niños fueron terribles. Además de las alarmantes cifras de acoso sexual a menores, "uno de cinco niños se siente peor de sí mismo, de su cuerpo, de su ser, después de ver información en Instagram", según expone en Salvados.

Además, "uno de cada 10 niños recibe bullying personalmente en Instagram cada siete días y uno de cada cuatro niños lo ve pasar mientras Instagram no hace nada al respecto", denuncia el ingeniero, que destapa la inacción de la compañía ante estos datos.