Amparo Burguillos, observadora científica de pesca, cuenta a Gonzo el episodio de acoso sexual ambiental que sufrió como miembro de una tripulación de un barco con 43 hombres en el que era la única mujer. Los comentarios que escuchó la hicieron sentir "pánico y horror", así como "miedo, inseguridad y ansiedad".

"Recibí toda clase de comentarios por los que no podía defenderme, que no me decían a mí directamente, como 'la bióloga está salida como una perra', 'lo que necesita es un buen pollazo' o preguntas a la persona que hace la colada de 'cuántos tangas tiene, de qué color son, los hueles'... El que más me afectó fue: 'La bióloga ahora está durmiendo, podéis echaros encima que no se va a enterar', confiesa en Salvados.

Para ella, ese comentario fue una especie de "carta blanca" por parte del capitán para "quienes quieran cometer algo así". Además, su condición de observadora hace que su trabajo "nunca guste en un barco", aumentando la sensación de vulnerabilidad constante.