*Advertencia: el texto a continuación incluye referencias explícitas a contenido sensible.

Las secuelas de ver día tras días las peores monstruosidades que habitan Internet no se limitan a los moderadores de contenido de Facebook e Instagram. También TikTok es un pozo sin fondo de escenas perturbadoras que hacen mella en la salud mental de quienes tratan de evitar que ese contenido llegue a nuestras pantallas.

Es el caso de 'Carol' (nombre ficticio), una extrabajadora de TikTok que pasó cuatro años y medio moderando contenidos para la plataforma en su oficina de Barcelona. Durante las ocho horas que duraba su jornada laboral llegó a ver 800 vídeos diarios con todo tipo de imágenes atroces, según relata en Salvados.

Escenas que incluían "torturas reales, decapitaciones, pornografía, violaciones a animales, autolesiones, y sobre todo muchos suicidios de adolescentes, especialmente durante la pandemia", según detalla, así como contenido de explotación sexual infantil.

"También aparecían muchos niños pequeños, de cinco o seis años, incluso se quitaban la braguita o el calzoncillo y mostraban sus partes privadas en cámara porque lo habían visto en algún otro vídeo de ese tipo. También veíamos hombres reaccionando a otro vídeo con menores y que nosotros sabíamos que eran pedófilos", cuenta.

Contenidos que le pasaron factura e impactaron en su salud mental. Así, durante tres años sufrió "ataques de ansiedad aguda" y "despertaba cada noche con ataques de pánico, sin poder respirar". "Trabajar en TikTok me produjo un cambio en la personalidad brutal", asevera.