Mary Poppins transmitía poder, pero en la película la mujer reivindicativa no era ella, sino la madre de los niños. Luchaba por el derecho al voto de la mujer, era sufragista.

"Había debate sobre si las mujeres teníamos alma y se dudaba sobre si teníamos inteligencia, o capacidad intelectual suficiente como para tener derecho al voto, o a la propiedad privada", indica Ana Requena, redactora jefa de género de eldiario.es

"Había mucho miedo y, sobre todo, había rechazo a que las mujeres participaran en política porque sabían que se iban a poner, de repente, sobre la mesa y en el debate público cuestiones que habían quedado relegadas a lo que se consideraba femenino", añade Paula Iglesias, historiadora, máster en Estudios de Género.

En España, la mujer votó por primera vez en 1933. Un histórico momento al que ABC dedicó una portada con una imponente mujer que posaba engalanada a la izquierda. Esa sonrisa preside el salón de Concha, es la de su madre, doña Concha. "La foto es un orgullo para la familia", relata. Es un orgullo para su hija y para su bisnieta Paula Iglesias.

La foto de su bisabuela sirve para explicar la lucha de la mujer en las últimas décadas. "Es una inspiración para seguir luchando, para seguir trabajando y para seguir investigando a estas mujeres que hicieron historia", apunta Paula Iglesias.

"Hablando un día con mi hija y mi yerno les explico que mi madre había sido una de las primeras mujeres que votaron, les cuento que ABC les había hecho una foto y que había salido en la portada. Fueron donde se buscan estas cosas y trajeron la foto. Mi madre lloraba de alegría, tenía dentro la idea de que eso no lo podía demostrar", recuerda Concha Bueno.

La imagen de aquella foto se mostraba contra la idea de 'mujer ideal' que venía la dictadura franquista. "Mi madre era una persona muy abierta desde antes de casarse, era feminista en lo que en aquellos tiempos se podía. Era partidaria de que las mujeres teníamos los mismos derechos que los hombres", añade Concha.

En aquel tiempo, cualquier pequeño detalle de la vida diaria, como entrar en una cafetería sola sin la compañía de un hombre, era librar una batalla.

En aquel universo de resistencia doméstica, un obstáculo seguía presente. El hombre, por muy bueno que fuera, estaba al mando.

"No le podía decir que iba a comer con las amigas porque no le dejaba", lamenta Concha. Su padre también condicionó su vida: "Era muy duro, no nos dejaba salir y yo fui la que más lo pagué por ser mujer. Era machista".