Ana Huang
Traductora: Mariona Gastó
Editorial: Crossbooks
Año de publicación original: 2023
Isabella quiere ser escritora. Se ha impuesto la obligación de escribir al menos 3.000 palabras cada día antes de ir a trabajar... aunque no siempre lo cumple. Es joven, atractiva, le gusta salir con sus amigas y muchas veces se pone a ver series en plataformas antes que sentarse a escribir su novela.
Mientras termina de cumplirse su sueño, trabaja como camarera por las tardes en uno de los clubes más exclusivos de Nueva York, el Valhalla. Un lugar donde los socios pertenecen a la clase más alta de la ciudad, empresarios, políticos y aristócratas acostumbrados al lujo y la servidumbre.
Isabella trabaja en uno de los clubes más exclusivos de Nueva York. Kai es uno de los socios más importantes del mismo
Y entre todos los socios del club, Isabella siente predilección por uno en particular: Kai Young. Un empresario de éxito que, a pesar de no llegar la cuarentena, está a un paso de convertirse en CEO del imperio familiar. Solo le separan cuatro largos meses de espera antes de que la Junta Directiva de la Sociedad Young vote entre cinco candidatos.
Kai sabe que esos meses son cruciales. Que no se puede permitir un desliz en su rígida y discreta vida privada. Su educación en Oxford y su carácter le ayudan, ya que es tremendamente precavido, correcto e introvertido. No se le conocen parejas ni vicios. Y su trato es siempre cordial y correcto. Aunque en su interior se muera de deseo por Isabella.
Perderlo todo por saciar el deseo
Pero muchas veces somos incapaces de evitar el error. Lo vemos delante de nosotros, lo identificamos, comparamos el momentáneo gozo que nos puede aportar con el tremendo desastre que puede dejar a su paso y aún así... caemos. Es el poder del amor, es la fuerza de la pasión, es la química que desprenden dos cuerpos al juntarse... lo que sea. Pero en ocasiones es casi imposible no avanzar hacia el abismo.
La electricidad que salta cuando se rozan, el calor que sienten cuando se acercan, les empuja hacia lo prohibido
Isabella y Kai son conscientes de que no puede salir nada bueno de allí. Ella tiene prohibido por contrato, como trabajadora del club, tener relaciones con los socios. Él se juega todo por lo que ha trabajado. Pero un encuentro fortuito con un piano de por medio les hace ver que, además de atraerse físicamente, tienen mucho en común.
Aunque él viva en una mansión gigante en una zona ultra exclusiva y ella en un pequeño apartamento alquilado en el centro de Nueva York. La electricidad que salta cuando se rozan, el calor que sienten sus cuerpos cuando se acercan, cuando hablan a solas, lejos de miradas escrutadoras, les empuja hacia lo prohibido.
Soberbia, otro pecado capital
Y la astuta Ana Huang juega muy bien con ese deseo no liberado, con esa fuerza magnética que empuja a dos personajes el uno hacia el otro, pero no los llega a juntar. La pasión reprimida empuja a pasar página tras página, en busca del encuentro final, que libere la tensión acumulada.
Utilizando el manido recurso de ir cambiando la voz narradora en cada capítulo, el lector avanza por la historia notando la energía que surge de cada uno de los protagonistas y los esfuerzos que hacen para conducirse en dirección contraria. Y aunque no hay mucha profundidad en los personajes ni mucho giro en la historia, no puedes dejar de leer.
La pasión reprimida empuja a pasar página tras página, en busca del encuentro final, que libere la tensión acumulada
Esta es la segunda entrega de la serie de siete novelas dedicadas a los siete pecados capitales. Tras El rey de la ira, Ana Huang se inspira ahora en la soberbia, la de dos seres humanos acostumbrados a ser llamativos y admirados que se encuentran con la horma de su zapato en una aventura tan prohibitiva como anhelante.
Porque esta autora, que comenzó escribiendo historias en inglés en su niñez para aprender mejor la lengua del país al que acababa de llegar con sus padres, se hizo fuerte en la pandemia publicando en Wattpad y ahora es recurrente número uno en las listas de lo más vendido de Estados Unidos.
Y si no es usted consumidor habitual de este tipo de novelas, ríndanse a Ana Huang. Deje los prejuicios a un lado. Porque a veces es reconfortante dejarte caer en una historia sencilla, con toques de erotismo, en la que la lectura es sencilla y arrolladora (gracias sobre todo a una acertada traducción de Mariona Gastó), para poder liberar la cabeza del estrés, las preocupaciones y la fatiga mental.
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