Judson Brewer
Traducción: Antonio Francisco Rodríguez Esteban
Editorial: Paidós
Año de publicación original: 2024
Una advertencia: este no es un libro de dietas. Quiero dejarlo claro nada más empezar para no dar lugar a equivocaciones. Comer sin hambre busca mejorar la relación que tenemos cada uno de nosotros con la comida. Aquí no venimos ni a contar calorías ni a vetar ningún alimento. Aquí venimos a reeducar a nuestro cerebro para cambiar nuestros hábitos.
Y esos hábitos que tienen que ser saludables en el largo plazo se tienen que crear desde la consciencia. Tenemos que darnos cuenta de que todos hacemos cosas mal respecto a cómo comemos. Voy a ser un poco más concreto para ilustrarlo mejor. Quién no ha estado sentado delante del ordenador en la oficina, se le han empezado a cerrar los ojos y ha pensado: "voy a la máquina a comer algo y me quito el sueño de encima". Mal. Muy mal.
Comer cuando estamos estresados o cansados son malos hábitos alimenticios
Comer cuando estamos cansados o cuando estamos estresados o incluso cuando estamos solos en casa y nos da por asaltar la nevera porque no tenemos otra cosa mejor que hacer son malos hábitos alimenticios. Comer sin hambre, título de este libro, es una práctica que a la larga es nociva para nuestro cuerpo.
Un apasionado de nuestro cerebro
El cómo comemos es más importante que lo que comemos. Judson Brewer, psiquiatra, neurocientífico y autor de esta obra, viene a mejorar nuestra relación con la comida. A Brewer le conocemos ya del superventas Deshacer la ansiedad. Ahora quiere ayudarnos a detectar nuestros patrones alimenticios y los bucles que tenemos asociados a ellos.
Su objetivo es llevarnos de la mano para cambiar el valor que tienen las recompensas que nos producen esas conductas y darnos herramientas y fuerza anímica para encontrar otras que sustituyan la comida como ese colchón al que nos agarramos cuando estamos sometidos, por ejemplo, a un periodo de ansiedad.
El autor de este libro quiere que no nos sintamos culpables por la relación que tengamos con la comida
Romper ese bucle puede ser complicado porque la industria alimentaria también ha creado productos que fomentan un enganche. Son adictivos. Toda la comida con una carga alta de grasas, azúcares o sal producen dopamina. Nos producen placer. Un placer que engancha.
Por eso, y esto es muy importante, el autor de este libro quiere que dejemos de sentirnos culpables por cómo gestionamos nuestra relación con la comida. Esos instantes de culpa insana que nos asaltan a todos después de, por ejemplo, habernos comido una palmera de chocolate. Pues bueno, la hemos comido y ya está. A mirar hacia adelante sin morirnos por la culpa. Lo que tenemos que averiguar es por qué nos la hemos comido. ¿Era por hambre o por otra razón?
Comer sin vicio
Esta última pregunta es vital para Judson Brewer porque la mayoría de las veces comemos por inercia. No nos mueve el hambre, que sería lo normal, porque comer es esencial para sobrevivir. Al calmar nuestro cerebro ingiriendo alimentos, comer se vuelve algo tan adictivo como una droga. Y eso precisamente es lo que pretende evitar este libro.
Comer puede volverse en algo tan adictivo como una droga
A través de un programa de 21 días (no es una cifra al azar, tiene un por qué) basado en la neurociencia, un campo que Brewer lleva dominando y explorando desde hace dos décadas, el experto tratará de que la comida vuelva a ser solo eso: combustible para nuestro cuerpo. Sí, podemos disfrutar con ella pero sin convertirla en sustituto de nada. Y mucho menos en algo adictivo.