El 22 de junio de 2016, un despacho de abogados enclavado en el madrileño barrio de Usera fue el escenario de una carnicería: Elisa Consuegra y Maritza Osorio, dos empleadas del bufete, y Pepe Castillo, un cliente, fueron asesinados a golpes y cuchilladas por un criminal que intentó borrar su rastro quemando la escena, sin conseguirlo.
El triple crimen se convirtió en una prioridad para el grupo V de la Brigada de Policía Judicial, que en poco tiempo logró encajar las piezas de un endiablado rompecabezas que se extendía por varios países. La investigación determinó que el verdadero objetivo del asesino había sobrevivido milagrosamente: Víctor Salas, el titular del despacho, llegó algo más tarde de lo previsto a trabajar porque se quedó dormido y el asesino confundió a Pepe Castillo con el letrado. El homicida, que viajó desde Alemania a Madrid para cometer el crimen, actuó movido por los celos y la venganza: su mujer había tenido una aventura con el abogado.
Víctor Salas estuvo hace unos días en Venezuela. Allí vio la cara del hombre que lo quiso matar hace seis años y que se llevó tres vidas por delante. Dahud Hanid Ortiz, un exmarine de ejército norteamericano de nacionalidad venezolana, está siendo juzgado en un tribunal de Caracas por los crímenes que cometió en Madrid. Víctor Salas, pertrechado por grandes medidas de seguridad, declaró durante cuatro horas como testigo en el juicio contra Dahud, que fue detenido en su país de origen después de que la Policía española averiguase que había huido hasta allí tras regresar a Alemania, donde residía habitualmente.
La política pesó más que la justicia en este caso. Las autoridades españolas pidieron la extradición del exmilitar, que en un principio parecía que iba a llegar a buen puerto, pero el reconocimiento de Leopoldo López por parte del Gobierno español no sentó bien en el Ministerio de Justicia de Venezuela, que detuvo en seco el proceso y acabó por denegar la extradición.
Ahora, la justicia de Venezuela tiene la palabra. La sospecha de las autoridades españolas es que el país regido por bolivarianos va a hacer una farsa de juicio y que Dahud quedará impune de sus crímenes. Para evitarlo, el abogado Salas se presentó ante la corte de Caracas, declaró a pocos metros de quien le quiere ver muerto y volvió a decir que sólo desea justicia para Maritza, Pepe y Elisa: “Se lo debo”.