Una carrera tranquila querían en Ferrari. Una en la que hacer valer su mayor velocidad en rectas en Italia, en su casa, para dar a los 'tifosi' una victoria. Para, con Charles Leclerc, celebrar con la grada un triunfo que a saber si podría abrir un Mundial ya prácticamente cerrado.
Pero no, en Monza, el comienzo fue de todo menos tranquilo. Porque Verstappen ya iba avisando. Su ritmo ya hacía presagiar que el monegasco iba a sudar. Y los nervios en el box se dejaron notar.
Con el 'virtual safety car' que salió por el abandono de Sebastian Vettel, de nuevo en Ferrari dejaron en manos de su piloto la decisión de la estrategia. Leclerc dijo 'sí', y paró.
Fue el único en parar. Y cuando eres el único en hacer algo lo más posible es que pueda haber sido un error. El 'pit stop' fue bueno. Muy bueno, pero ya salió tras Max y además el VSC se fue a la mitad de su parada.
Medios puso. No duros. Medios. Con más de la mitad de la carrera por disputarse. Con demasiada carrera por disputarse. Su ritmo no era suficiente para cercar a Verstappen, y estaba claro que no iba a llegar hasta el final.
Otra parada más necesito. Blandos, y a 20 segundos del neerlandés. Si fue al ataque no se notó demasiado, porque la diferencia no disminuía con el paso de las vueltas.
A saber qué habría pasado de haberse mantenido en pista con el VSC, pero adelantar en Italia no fue precisamente sencillo para nadie y eso era lo que Verstappen tendría que haber hecho.
Por su estrategia, Max evitó una pelea en el asfalto con el monegasco y se allanó su camino hacia una victoria que hace que ya haya que empezar a hacer cuentas.