Carlos Sainz tenía ante sí un reto difícil en Monza. Salía al fondo de la parrilla, en la 18º posición y todas las apuestas le dejaban fuera del podio. Durante las 53 vueltas del Gran Premio de Italia demostró una velocidad asombrosa y rozó el podio, finalizando cuarto.
El '55' cambió varias piezas en su monoplaza y las penalizaciones que conllevó esa decisión le dejaron en la decimoctava posición, solo por delante de Hamilton y Tsunoda. Lejos de amedrentarse, el español aceptó el reto de buscar el podio que todo el mundo daba por perdido.
La salida de Sainz fue muy buena y rápidamente se quitó de en medio a los pilotos más lentos como Latifi o los Haas y los Aston Martin. Ni siquiera Sergio Pérez, que salía 13º también por las sanciones, fue capaz de pararle. Al primer intento superó al mexicano y se fue en busca del grupo intermedio.
En este grupo, compuesto por los McLaren, Fernando Alonso, Pierre Gasly, Nyck de Vries y Guanyou Zhou, había un tren de DRS en los que nadie se adelantaba hasta la llegada del piloto de Ferrari. Sainz fue adelantando uno a uno a todos esos rivales, a un promedio de uno por vuelta, esos mismos que no podían adelantarse entre sí. Un tercio de la carrera había pasado y ya era cuarto.
Entonces llegó el reto más difícil, alcanzar a un George Russell que se encontraba a una parada de boxes de distancia. Su rendimiento con el neumático medio fue bueno y estiró la parada para poner el blando, en una apuesta que nadie más en toda la parrilla había decidido hacer.
Fue recortando poco a poco tiempo al británico, pero no parecía que fuese a alcanzarle. A seis vueltas del final, Daniel Ricciardo aparcaba su McLaren en un lado de la pista y provocaba un Safety Car que abría las posibilidades del podio de nuevo.
La gran mayoría de la parrilla pasó por el pit lane para ponerlos blandos, entre ellos tanto Russell como Carlos Sainz. Se preveía una pelea épica entre el británico y el español, pero Dirección de Carrera no reanudó la marcha y la carrera acabó tras el Safety Car (aunque se marchó antes de que pasaran por meta) y Sainz no tuvo opción de rematar la remontada en Monza con un podio.
Eso sí, demostró que él también puede hacer magia.