El garaje de Mercedes está en camino de ser un polvorín. Tras un monopolio casi absoluto en la era híbrida tan solo quebrantado por Max Verstappen y Red Bull la pasada temporada, la realidad de la marca de la estrella ha cambiado en la presente temporada.
El nuevo reglamento ha igualado las fuerzas y los de Brackley parecen no haber dado con la tecla en la fábrica. El W13 prácticamente sin pontones carece de la velocidad punta en recta de Ferrari y y padece de un excesivo 'porpoising', lo que dinamita las opciones al título.
La falta de competitividad se trata de una situación prácticamente anómala para Lewis Hamilton desde 2014, que siempre ha tenido coche para luchar por las victorias.
Además, a este panorama se une un nuevo compañero de garaje: Russell. El joven piloto británico, tras deslumbrar con un pobre Williams, ha sustituido a Valtteri Bottas en el segundo volante de Mercedes, pero su actitud dista mucho de la del finlandés; lejos de asumir el papel de escudero de Hamilton, George quiere superarle en su primer año.
La escudería germana tiene un 'papelón' con ambos pilotos y en el Gran Premio de Miami saltaron chispas por las diferentes estrategias que ejecutó el equipo tras la salida del safety car en el último tercio de carrera.
Mercedes llamó a boxes a Russell para montarle gomas medias y mantuvo en pista a un Hamilton que arrastraba neumáticos duros con muchas vueltas de vida.
Eso sí, antes le preguntaron al heptacampeón qué opinaba. "Dímelo tú, es vuestra decisión. Voy a perder la posición", replicó Lewis a Peter Bonnington, su ingeniero de pista.
"Te recomiendo que sigas fuera, así que seguimos", añadió Bono, a lo que Hamilton insistió: "Voy a perder la posición con Russell claramente". Y estaba en lo cierto: la perdió.
Tras la carrera, el '44' se mostró disgustado por lo ocurrido: "Cuando estás ahí fuera, no tienes toda la información. No sabes dónde está todo el mundo y no tienes la imagen que ellos tienen en la pantalla".
"En el momento en el que te dan la responsabilidad de tomar una decisión, parece que estás apostando y eso no me gusta. Así que dije que ellos tomaran la decisión, pero de alguna manera fueron desafortunados", añadió.
Toto Wolff, jefe de Mercedes, no tardó en salir al paso para, sorprendentemente, desmentir a su 'protegido': "Creo que estaba entre la espada y la pared. El coche de seguridad claramente salió en una situación que no era favorable para él y favorable para George. George tenía una ventana, nadie detrás de él, pudo cambiar a un [neumático] medio prácticamente nuevo".
"Lewis tuvo que decidir, ¿mantengo la posición con un duro o monto un blando, lo que también habría sido comprometido? Probablemente fue una decisión de 50%-50% y al final no le salió bien. No es la primera vez esta temporada que tiene mala suerte con el coche de seguridad", añadió el austriaco en unas declaraciones en las que evidencia a Hamilton... o a sí mismo.
Tras cinco carreras, George Russell se encuentra cuarto en el Mundial de pilotos con 59 puntos, mientras que Lewis Hamilton es sexto con 36. Hay que remontarse seis años atrás, a 2016, para ver al se Stevenage superado por su compañero. Aquel año ocurrió con Nico Rosberg, que se terminó llevando la corona. A diferencia de esa temporada, este año Mercedes ni se encuentra en posición de luchar por el Mundial.
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