Menos mal que ya llega el parón de verano. Menos mal, porque qué largo se le está haciendo a Aston Martin este tramo de Mundial. Qué complicado es todo desde Canadá. Qué diferente es desde que en Montreal se quedaron a no demasiado de, por fin, derrotar a Max Verstappen. Desde ahí, para abajo. Para abajo hasta confirmar, en Bélgica, la nueva realidad de Fernando Alonso.
La realidad de que ya no son segundos. Ni terceros. Tampoco cuartos. Ese honor recae en McLaren. Recae en Mercedes. Recae en Ferrari. Recae en equipos que han trabajado mejor. Que han dado antes con la tecla. Que han acertado. Sí, que han hecho evolucionar sus coches. Que han hecho, en el caso de los de Woking, lo que hicieron en Aston Martin.
Pero ellos lo han hecho no en invierno sino en primavera. Lo han hecho con el Mundial ya en juego. Con la presión, mucha, sobre sus hombros, han pasado de ni puntuar a ser el gran rival de Red Bull. A ser lo que eran los de Silverstone. A ser lo que quieren volver a ser los monoplazas pintados de verde.
Alonso, casi K.O. en Q2
No lo son en Bélgica, y quedó más que claro en la clasificación. A una vuelta se distribuyeron como se vienen distribuyendo desde Austria. Red Bull, imparable. Luego, que si Ferrari, que si Mercedes, que si McLaren... y ya, al final, Aston Martin.
Con sufrimiento, pues Alonso se quedó a nada de caer en Q2. Sí, como en Hungría. Como en una pista en la que deberían haber ido bien o, al menos, mejor de lo que fueron. En Bélgica la cosa ya pintaba mal desde un comienzo, y ahora el objetivo está más que claro.
Puntuar. Simple y claro. Puntuar y ver qué pasa. Si alguno de los de arriba tiene algún problema. Si hay acción. Sí, si pasan cosas. Y, con todo, el objetivo sigue siendo el mismo. Puntuar. Porque la 33 está lejísimos. Tan lejos como el podio. Tan lejos como algo que parecía más que posible en Mónaco. Y en Canadá.
Un AMR23 muy nervioso
Pero ya no lo es. En la clasificación, una más que problemática por la lluvia, primero con intermedios y luego con secos no dio esa sensación que sí daba el AMR23 en los primeros compases de Mundial. Tan sin como con DRS, faltaba esa comodidad de pilotaje de la que Alonso hablaba.
Mucho contravolante. Mucha corrección. Muchas veces el coche no haciendo lo que Fernando quería. En la primera curva. En la chicane del final... En muchos sitios parecía más que nervioso el monoplaza. Y eso pasa factura.
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Mejoras en Zandvoort
Noveno, con Stroll décimo, y con ganas de ver si lo que van a llevar para Países Bajos después del parón de verano les da lo que les tiene que dar. Y les hace volver a los puestos en los que se movían hace un mes.