Fernando Alonso ya dijo en Países Bajos que temía lo que pudiera pasar en Monza. Que su idea, en Barcelona, era sumar diez carreras consecutivas puntuando y que en Italia ya sería la undécima. No hubo undécima. No pudo ser. Y no fue porque en el GP de Italia su Alpine se vino abajo y tuvo que decir adiós a la prueba en la vuelta 32.
Ya se veía venir que eso podía pasar. A pesar de que puso en un brete a Lando Norris, que salió fatal, en los primeros giros, con el devenir de la prueba el ritmo del Alpine de Alonso empezó a caer.
Empezó a caer mucho. Bastante. Tanto que Lewis Hamilton se puso tras él. Como sucedió con el McLaren, Alonso no pudo mantener detrás al de Mercedes. Y en esa lucha ya comenzó la radio.
El problema, según Alonso, estaba en la energía. Lo preguntó, porque algo notó. Alpine, desde el box, dijo que todo estaba bien. Que no había nada raro.
"¡Wow!", respondió un incrédulo Fernando por radio al escuchar la respuesta de su equipo.
Menos de diez vueltas después, al garaje. Y no para cambiar neumáticos, sino para bajarse él mismo del coche. Parece ser que sí había algún problema en su monoplaza...
Se va por tanto Alonso con un cero de una pista que en su día fue 'su casa' cuando pilotaba para Ferrari, y en la que dejó la mítica celebración en el podio con una cámara de vídeo en 2012.
Junto a él, casualidades de la vida, también se retiraron del GP de Italia los dos Aston Martin por problemas de fiabilidad.