Qué más tiene que hacer George Russell para estar en Mercedes. Para estar en un coche competitivo. Para demostrar que esas manos son manos de un futuro campeón del mundo. El inglés, con un Williams y en Bélgica, en Spa, en una pista durísima y más aún en condiciones de mojado, ha sido segundo en clasificación a tan solo tres décimas de Max Verstappen.
A un pestañeo del neerlandés. De un Red Bull. A nada de celebrar la primera pole de toda su carrera deportiva. Sí, no es la primera vez que sale segundo, pues en Sakhir, con un Mercedes, lo hizo. Pero esto es otra historia. Esto es un Williams. Esto es un coche que bastante hace pasando a Q2.
Con dicha arma, Russell captó toda la atención de la realización y con razón. Porque George marcaba en púrpura cada sector de la Q3. Sí, Hamilton mejoraba, pero él volaba. Él dejó en nada toda mejoría de Lewis con, ojo, un Mercedes. Con un Mercedes que él quiere y que sin duda alguna ya se merece pilotar.
Y Bottas, octavo
Solo Verstappen podía despertarle del sueño, si es que el sueño se ha terminado. Porque es cierto, Max le arrebató la pole, pero la exhibición que ha dado en Spa, que está dando durante estas temporadas con el Williams, no pueden ni deben pasar desapercibidas para Mercedes.
Mientras él deleitaba en la lluvia con el Williams, Valtteri Bottas, compañero de Hamilton, apenas podía ir deprisa con el Mercedes. En Q3, octavo. Octavo con Russell segundo. Y tiene penalización de cinco posiciones, así que 13º.
Y es que George Russell está llamado a ser campeón del mundo. Lo ha dicho Fernando Alonso, y cuando un piloto como el asturiano se fija en ti es por algo. Es por cosas como las que ha hecho en Bélgica. Por cosas como las que está haciendo con el Williams.
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