El halo ha evitado que este día sea uno de los más negros en la historia de la Fórmula 1. Lewis Hamilton bien puede agradecer a este elemento no haber tenido que acudir, como poco, al hospital después de un durísimo accidente con Max Verstappen en el que el Red Bull se quedó encima de su Mercedes.
En el que el Red Bull incluso le tocó el casco. Incluso, además, llegó a mover su cabeza hacia adelanta. Y es que a buen seguro el casco de Lewis tiene marcadas las gomas del neumático trasero derecho del coche de Max Verstappen.
Todo sucedió tras la salida de boxes de Hamilton, en una mala parada de Lewis. Ahí se encontró con Norris y con Verstappen, que también venía de un 'pit stop' malísimo. En esas, se tocaron.
Ni uno ni otro se dieron el más mínimo espacio, y al final el coche de Vertappen voló tras tocar con las bananas de la pista. Al perder contactó con el asfalto, acabó sobre el Mercedes.
Acabó sobre el casco de Hamilton. O ahí es donde habría acabado de no ser por el halo. Porque el halo hizo su trabajo. Porque este elemento, que ya salvó la vida de Romain Grosjean, evitó que en Italia se viviera una tragedia.
Los dos quedaron fuera de la carrera, pero también pueden decir que es lo máximo que ha pasado.
Se marchan con un cero de Italia, pero en la próxima carrera, en Rusia, tendrán una nueva oportunidad de sumar puntos para el Mundial de pilotos y de constructores.
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