La vida ya no es tan plácida como antes para Max Verstappen. En un par de meses, el neerlandés ha pasado de vislumbrar un final de campeonato plácido en el que encadenaría una victoria tras otra para hacerse con su cuarto título a ver cómo Lando Norris ya es una amenaza real.

Tras la victoria del de McLaren en los Países Bajos, que fue especialmente dolorosa para Verstappen, Red Bull afrontaba este Gran Premio de Italia con la obligación de sacar un buen resultado para reafirmar su liderato, pero han estado muy lejos de hacerlo, al menos en la clasificación, en la que Verstappen ha sido séptimo y ha estado lejos de plantar cara a los McLaren.

Y lo más preocupante es que, tal y como explica Max, el equipo sigue sin entender por qué el coche ha dejado de ser competitivo. "No he encontrado el problema con el coche. Seguimos sin entenderlo", ha asegurado tras la clasificación en Monza.

De hecho, el neerlandés no ha tenido reparos en decir que han probado todos los reglajes posibles, pero aun así no consiguen evitar que el Red Bull sea "inconducible".

"Hemos hecho todo lo posible para que sea conducible, pero no entiendo por qué la diferencia en la Q3 es tan grande. No me sorprende", ha dicho Max Verstappen para concluir.