Carlos Alcaraz ya tiene otro grande. Ya tiene otro Grand Slam. Ya tiene otro Wimbledon. El de El Palmar, por la vía rápida, ha barrido a Novak Djokovic de la mítica hierba inglesa en un encuentro que duró aproximadamente dos horas y media y que se resolvió en tres sets.
Que se resolvió como quiso el de Murcia. Porque vaya espectáculo. Porque vaya show. Porque qué clase maestra de tenis dio Alcaraz en las dos primeras mangas. Nada más empezar, break. Break en un juego que duró casi diez minutos y que no sería un preámbulo de lo que estaría por llegar. No lo fue... más o menos.
Y es que Alcaraz puso el turbo. Lo puso para dominar. Para mandar. Para disfrutar. Para decir un 'aquí estoy yo' y hacer literalmente lo que quiso con Djokovic. Le movía de aquí para allá con golpes precisos y potentes mientras él parecía permanecer impasible en medio de la pista.
Djokovic, sin reacción hasta el tercer set
Nole, por su parte, desconocido. Impreciso. Fallón. Sin respuesta. Sin saber cómo hacer para meterse en el partido y sacar del mismo a Alcaraz. Estuvo cerca, pero ya era excesivamente tarde para él. Iba dos sets abajo, y en el tercero aunque trató de levantarse era ya mucho lo que había que remar.
Tuvo Alcaraz tres bolas de campeonato tras romper, otra vez, el saque al serbio. No las aprovechó. En vez de eso todo se fue al tie break. Todo se fue al desempate. Ahí, Alcaraz volvió a sacar lo mejor de sí mismo.
Todo, al tie break
En cuanto pudo resolvió con un buen servicio ante el que Djokovic tan solo pudo responder golpeando la bola directa a la red. Y así, todo acabó.
Todo acabó en Wimbledon, y la leyenda de Alcaraz, con tan solo 21 años, sigue su curso. Paso a paso, ya van cuatro. Dos de blanco. Dos en el mítico verde británico.