Djokovic es una leyenda viva y lo volvió a demostrar frente a Dominic Thiem en la final del Open de Australia. Tras ganar el primer set, el austriaco remontó al serbio, que por un momento parecía perder cualquier capacidad de concentración.
Sin embargo, 'Nole' supo sobreponerse a la adversidad y le ganó los dos últimos sets a Thiem para conquistar su octavo título en tierras australianas y el 18º Grand Slam de su carrera, de manera que le arrebata el número 1 a Rafael Nadal.
A pesar del buen juego mostrado por ambos jugadores y de los vaivenes en el luminoso, el partido probablemente quedará marcado por el desplante que tuvo Djokovic con el juez de silla antes de llegar al ecuador del encuentro.
Después de ganar el primer set, Djokovic se tomó con parsimonia su saque en la segunda manga, por lo que el juez de silla, Damien Dumusois, tras avisarle en un primer momento, le amonestó por excederse el tiempo de saque.
Con 15-30 en contra y cuatro juegos iguales en el segundo set, 'Nole' repitió la pelicula y se demoró en el servicio, por lo que Dumusois no le perdonó y le amonestó por tomarse demasiado tiempo para encarar el punto de vital importancia. Esta vez la decisión le costó un segundo saque. El de Belgrado, descentrado por las decisiones del juez, perdió el punto y cedió el segundo parcial.
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Al término del juego, Djokovic pasó junto a Dumusois y le dio tres golpes en la zapatilla. Sin embargo, la cosa fue a más ya que el serbio, desde el banco, le dijo: "Buen trabajo, sobre todo en el segundo aviso. Te has hecho famoso, bien hecho", expresó irónicamente el balcánico. A pesar del desplante, el juez de silla pasó por alto el gesto y no le sancionó.