La final que protagonizaron Carlos Alcaraz y Novak Djokovic en el Masters 1.000 de Cincinnati pasará a la historia como uno de los grandes partidos de la era moderna en el tenis.
El serbio logró superar a Alcaraz por 5-7, 7-6 y 7-6 en casi cuatro horas de partido, en una duración más propia de un partido a cinco sets de un Grand Slam que de un Masters 1.000. Ambos tenistas acabaron fundidos físicamente.
De hecho, en el último set, a ambos se les vio extenuados. Djokovic aprovecha cada parón entre punto y punto para relajar la musculatura, mientras que al tenista murciano se le vio con los dedos agarrotados.
"Qué puedo decir, es difícil de describir. Ha sido uno de los partidos más complicados de mi vida, da igual el nivel, el torneo o el jugador. Ha sido increíble del principio al final. Hemos tenido buenos y malos momentos, golpes de calor, puntos increíbles, juegos pobres, remontadas... En general uno de los más difíciles y excitantes partidos de los que he formado parte", confesó el serbio tras el encuentro.
Y claro, tras un encuentro tan sufrido y descrito de tal forma, Djokovic celebró la victoria con una enorme rabia. Tras el fallo de Alcaraz que certificó su victoria, se tiró al suelo y luego fue a felicitar al murciano. Después, chilló y se rompió la camiseta.