Tan talentoso como controvertido, Nick Kyrgios nunca deja indiferente a nadie. Capaz de lo mejor y lo peor dentro de una pista, el australiano completó en 2022 el mejor año de su carrera alcanzando la final de Wimbledon y ahora afronta 2023 con la ilusión de alzarse con su primer 'grande'.
Eso sí, su camino hasta aquí no ha sido fácil. En el documental 'Break Point' de Netflix, el 'aussie' analiza los momentos más duros de su carrera, su adicción al alcohol y sus problemas de salud mental.
En un fragmento adelantado por el 'New York Post', el tenista de Camberra dialoga junto con su novia Costeen Hatzi y su representante Daniel Horsfall.
"Los primeros cuatro o cinco años de mi carrera fueron muy caóticos. Cuando Horse (Horsfall) estaba de gira conmigo cuidándome, cuando básicamente solo él me cuidaba, podía ver que mi salud mental disminuía cada semana. Mi vida estaba como fuera de control: bebía todas las noches", reflexiona Kyrgios.
De hecho, su agente relata cómo tenía que ir en su busca tras una una noche de fiesta: "Solía tener tu ubicación en mi teléfono y algunas mañanas buscaba físicamente dónde estabas, en qué hotel estabas, en qué casa te hospedabas antes de los torneos, antes de un partido. Eso fue duro".
"Pensé: 'está bien, no puedo seguir haciendo esto. Tengo que ser más amable conmigo mismo'. Por mi salud mental, nunca podría ser uno de esos jugadores que juega todo el año. No pude hacer eso. Valoro demasiado a mi familia, a mis amigos más cercanos y a Cosi (Hatzi) como para anteponer el tenis a eso. No creo que sea saludable", añade Nick.
En 2014, los octavos de final de Wimbledon contra Rafa Nadal le cambiaron la vida. Kyrgios llegaba como invitado al torneo y eliminó al entonces número 1 con 37 saques directos. A partir de ahí, todo cambió.
"Realmente no sabía lo bueno que era. Cuando tenía 17 años, pensé que tenía un crecimiento acelerado, luego comencé a deslizarme y moverme y las cosas se pusieron bastante serias... 2014, tuve mi gran éxito en Wimbledon y mi vida cambió. Pasé de que nadie supiera quién era yo, a que la gente acampara fuera de mi casa. Ese partido lo cambió todo", zanja el australiano.