La estrategia de defensa de Francisco Camps en su declaración ante el juez se basa en un axioma que a él le parece irrebatible. "No es lo mismo presidir que dirigir. El presidente no dirige, el presidente preside", justifica Camps.
Por eso se ofende cuando la Fiscalía o las acusaciones deslizan que él, como presidente, quizá tuvo alguna responsabilidad en el proyecto. "Usted no puede decir que la Generalitat depende de mí. Yo sólo soy el presidente de la Generalitat", dice.
Él sólo era un humilde presidente. Aunque en algunas de sus respuestas, pareciese que lo sigue siendo. "Que conste que le voy a contestar por respeto, pero usted representa al PSOE", atacaba Camps.
Un ejemplo: el Fiscal le llama la atención por atacar a una de las acusaciones. Atentos a la respuesta de Camps. "Al presidente de la Generalitat no se le puede decir que esté por ahí manipulando", defiende Camps.
Por lo demás, él nunca supo nada de Valmor, la empresa que organizaba el Gran Premio de Valencia. Ni se planteó por qué se encargó la organización a una empresa privada cuando la licencia para hacerlo la tenía una empresa pública.
Por supuesto nada tuvo que ver que la presentación del GP de Valencia se anunciase a bombo y platillo justo en el arranque de una campaña electoral.
"No fue electoralista. Íbamos a ganar por mayoría absoluta seguro. Fueron las circunstancias del momento", dice.
Casualmente, andaban por Valencia los responsables de la F1 y se acababa de constituir Valmor. "Las circunstancias hicieron que apareciesen por aquí los de Valmor, la F1 y entonces hubo una presentación muy bonita del circuito y como iba a ser y toda la historia", explica.
La historia que costó a todos los valencianos 300 millones de euros.