Esteladas en alto en Barcelona con el palacio Nacional de Montjuïc de fondo para celebrar la fecha de un referéndum al que los partidos de la oposición no dan credibilidad. Los socialistas catalanes le restan importancia porque, según dicen, no sigue los cauces legales. Ellos prefieren mantenerse en la vía del federalismo.
"Cualquier consulta que se haga tiene que ajustarse a las leyes democráticas de este país. Nuestra postura será la de siempre: buscar una reforma federal de la Constitución y el reconocimiento de Cataluña como una gran nación perteneciente a otra gran nación, que es España", considera Jaume Collboni, presidente del PSC en el Ayuntamiento de Barcelona.
Con símil futbolístico de por medio, en el PP no dudan de que el Gobierno frenará la jugada independentista. "El acto está en fuera de juego, y el árbitro, que es el Gobierno y la justicia, va a pitar esa jugada ilegal", ha señalado el vicesecretario de Comunicación del Partido Popular, Pablo Casado.
Podemos, por su parte, pide no repetir el capítulo de la pasada consulta del 9 de noviembre, y lanza un mensaje para la Generalitat y el Gobierno central. "Que no sean irresponsables, que no nos arrastren a un choque de trenes, que se sienten a negociar y que den garantías para una solución democrática", ha exigido Íñigo Errejón, secretario de Análisis Político en Podemos.
Para Ciudadanos, esta puesta en escena no es más que un 'show' mediático bajo el que en realidad se camuflan unas elecciones. "Esta es otra nueva 'performance' a la que nos tienen acostumbrados Junqueras y Puigdemont, y va a acabar con unas elecciones democráticas y con unas urnas de verdad", ha criticado Carlos Carrizosa, portavoz de C's en el Parlament catalán.
Urnas no han faltado en un acto que, pese a las 18 veces que, según dicen, El gobierno de España les ha negado durante todo el proceso independentista de Cataluña, llevarán adelante el 1 de octubre.