Cifuentes se resiste. La todavía presidenta madrileña ha llegado al pleno esquivando preguntas, y reflexionando en voz alta: "Por cosas peores hemos pasado en la vida". Lo que pasa es que la oposición la estaba esperando: "Va a ser monotemático y con salseo" decía Ignacio Aguado.
Altas expectativas que no han sido frustradas: "Hay que tener su cara dura para seguir sonriendo satisfecha por haber conseguido un título académico a base de trampas" decía Lorena Ruíz Huerta. "Usted no ha necesitado hacer ningún máster para aprender las cosas que de verdad domina: la manipulación, la descalificación" le contestaba Cifuentes.
Muy seria, y sin mirar a sus contrincantes, Cifuentes apenas ha entrado en defender la veracidad de su máster: "Que ni estoy imputada ni he falsificado ningún currículum". Ni media palabra ante las nuevas evidencias de que jamás presentó su trabajo, y que por lo tanto, mintió.
Ante cada acusación: "23 días de bochorno, señora Cifuentes dimita" le pedía Aguado. "Usted y los cínicos que la aplauden solo aceptan la ética de la mafia" aseguraba Ruíz-Huerta. Simplemente, un ataque: "Su desfachatez y su falta de ética no tiene límites". Y así ha intentado zanjar el tema hablando de ética y desfachatez.