Una mujer murió y dos más resultaron heridas de gravedad tras ser torturadas por practicar la brujería por los vecinos en la remota aldea de Kewabi, en Papúa Nueva Guinea.
Las tres mujeres, de entre 30 y 40 años, fueron atadas y colocadas sobre una lámina de aluminio ardiendo en Kewabi, en la cordillera central del país, al ser acusadas de matar a un vecino mediante brujería.
Un testigo indicó que las mujeres fueron torturadas durante un interrogatorio por el presunto asesinato y que la Policía evitó intervenir para impedir el ajusticiamiento arbitrario, según Radio New Zealand.
Papúa Nueva Guinea cuenta con un territorio montañoso que dificulta la conexión entre los 7,5 millones de habitantes y donde las creencias sobre la magia negra están muy arraigadas.
En los últimos seis meses se han documentado al menos 27 casos relacionados con casos de brujería o "sanguma", según la denominación local, muchos de ellos fatales y con víctimas cada vez más jóvenes.
Papúa derogó en 2013 la Ley de Brujería vigente desde 1971, que prohibía practicar "magia negra o hechizos para causar daño" y permitía ajusticiar a las personas acusadas de brujería, pese a que estas acusaciones son difíciles de probar.
El Parlamento papuano aprobó ese año varias enmiendas al Código Penal para que la pena de muerte se aplique para sancionar los asesinatos, las violaciones agravadas o en grupos o contra menores de diez años.
A mediados de enero, un tribunal de justicia declaró culpables a 97 personas acusadas de asesinar en 2014 a otras siete, a las que consideraban autoras de supuestas prácticas de brujería.
Las razones
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