La DANA también ha traído consigo un auténtico tsunami económico hasta el punto de que hay muchos propietarios y empresarios que son conscientes de que no podrán reabrir sus negocios.

Es el caso de una bocatería en Catarroja, Valencia, que tras 30 años de andadura y decidir tomarse el negocio con más calma, han visto cómo la riada ha arrasado completamente su local. Todo el equipamiento de la cocina, así como hasta 500 kilos de comida o los muebles de un espacio de 550 metros cuadrados, que también servía como punto de reunión familiar, han sido destruidos.

Más Vale Tarde ha podido hablar con la dueña del establecimiento, Tamara Jiménez, que asegura que "no vamos a pedir las ayudas, porque para nosotros va a ser inviable abrir". "No hay ayuda que podamos recibir para poder volver a abrir", asegura la hostelera, que estima las pérdidas en torno a los 400.000 euros.

"He cumplido 49 años y no me voy a hipotecar de por vida", afirma esta mujer, que explica que su futuro y el del resto de los trabajadores de la bocatería pasa por "buscar otras alternativas y reciclarnos".