Miguel López (El Hematocrítico)
Editorial: Paidós
Año: 2022
Sinopsis: Si algo ha cambiado entre la generación de nuestros padres y la nuestra, es la manera en la que criamos a nuestros hijos. Antes, la celebración de un cumpleaños se reducía a una reunión en la cual todos los primos estaban invitados, había ganchitos y medias noches y poco más. Hoy, existe toda una industria detrás de ello: parques de bolas, escape rooms y demás parientes.
El Hematocrítico analiza con mucho humor este fenómeno comparándolo con su propia infancia, para finalmente hacer una defensa de la empatía hacia nuestros hijos. No se trata de cuánto dinero te gastas en ellos, ni de la lucha personal que parece que mantenemos con nosotros mismos para que nuestros hijos no se aburran, se trata, más bien, de tratarlos con empatía para que crezcan seguros y felices.
Por qué recomendamos '¡Escúchalos!', de El Hematocrítico
Este libro es, sobre todo, muy muy divertido. Es imposible no soltar más de una carcajada por página leída, y es que El Hematocrítico, que ha dedicado su carrera a la educación infantil trabajando en un colegio, se confiesa como un adulto que finge serlo. Quizás por eso resulte tan fresco su humor, porque la mirada que tiene es la que tendría un niño que ha de desenvolverse en un mundo de adultos que apenas alcanza a entender muy bien.
En sus reflexiones encontraremos anécdotas con las que todos podríamos fácilmente relacionarnos: ¿quién no se ha pasado un interminable sábado en casa de sus tías? Lo cierto es que, tal y como cuenta él, como padre, es que hoy en día nos volvemos locos por agendar el fin de semana con un millón de actividades diferentes para que nuestros hijos no se aburran y encima aprendan. Nos desvivimos por ellos, y eso antes no era así, porque, como dice el autor, antes los niños eran considerados en casa poco más que el gato.
En ese sentido, '¡Escúchalos!' resulta esclarecedor y ayuda el hecho de que al final de cada capítulo se expongan una serie de preguntas dirigidas al lector, cuestiones que versan sobre la infancia que hemos vivido y que ayudan a compararla con la que estamos dando a nuestros hijos. Nos quita un peso de encima, porque tampoco hemos salido tan mal, y nos hemos aburrido mucho.
Es por eso que este ensayo se lee rápidamente, porque conecta con los padres de una manera que otros libros no lo hacen, hablando de la infancia de, no solo los hijos, si no la nuestra propia, relativizando la educación que les damos actualmente.